Ramatís

Vivió en la Indochina en el siglo X y fue instructor en uno de los innumerables santuarios iniciáticos de la India. Era de inteligencia refulgente y desencarnó bastante joven. Espíritu muy experimentado en los problemas reencarnacionistas, se distinguió en el siglo IV, participando en el ciclo ariano y en los acontecimientos que inspiraron el famoso poema hindú Ramayana 1. Fue adepto a la tradición de Rama en aquella época, cultivando las enseñanzas del «Reino de Osiris», el Señor de la Luz, con deslumbrante inteligencia sobre las cosas divinas. Más tarde, en el Espacio, se afilió definitivamente a un grupo de trabajadores espirituales, cuya insignia, en lenguaje occidental, era conocida bajo la pintoresca denominación de «Templarios de las Cadenas del Amor». Se trata de agrupaciones casi desconocidas en las colonias del Más Allá, junto a la región de Occidente, en donde se dedican a trabajos profundamente ligados a la psicología oriental. Los que leen los mensajes de Ramatís y están familiarizados con el simbolismo de Oriente saben muy bien lo que representa el nombre de RAMA-TYS o SWAMI SRI RAMA-TYS, como era conocido en los santuarios de la época. Es casi una «llave», una designación de jerarquía o dinastía espiritual, que explica el empleo de ciertas expresiones que trascienden las propias formas objetivas.

Aunque Ramatís desencarnó bastante joven, pudo preparar setenta y dos discípulos, que después de su desaparición no pudieron sustentarse a la altura del padrón iniciático original. Eran adeptos provenientes de diversas corrientes religiosas y espiritualistas; de la India, Grecia, China, Egipto y hasta de Arabia. Apenas diecisiete consiguieron vestir la simbólica «túnica azul» y alcanzar el último grado de aquel ciclo iniciático. Los demás, ya sea por ingreso tardío o por menor capacidad de comprensión espiritual, no alcanzaron la plenitud del conocimiento de las disciplinas predicadas por el Maestro. Veintiséis de les adeptos se encuentran en el espacio (desencarnados) cooperando en los trabajos de la «Cruz y el Triángulo»; los restantes están diseminados por nuestro orbe, en varias latitudes geográficas. Sabemos que dieciocho reencarnaron en Brasil, seis en las tres Américas (del Sur, Central y Norte), y los demás están esparcidos por Europa y principalmente en Asia.

Ramatís se nos presenta ante la vista psíquica con un traje raro, compuesto de amplia capa abierta, que le cae hasta los pies; tiene mangas largas, que le cubre la túnica, la cual es ajustada por un largo cinto’ de color esmeraldino verdoso. Lo que vendría a ser el pantalón se ajusta a los tobillos, parecido al que usan los esquiadores. La contextura del ropaje es de seda blanca, inmaculada y brillante, recordándonos a un maravilloso lirio translúcido. Los zapatos son de satén azul-verdoso, y se sujetan con cordones dorados que se entrelazan por detrás, a la usanza de los antiguos griegos. Le cubre la cabeza un singular turbante de muchos pliegues o dobleces encimados, sujeto por una centelleante esmeralda y adornado por cordones lisos, de diversos colores, caídos sobre los hombros. Sobre el pecho lleva un triángulo de suave lila luminoso que lleva incrustada una delicada cruz alabastrina, la cual pende de una cadena de oro, de eslabones pequeños.

Esa indumentaria es una mezcla de trajes orientales; tendiendo hacia el vestuario de la Indochina, rarísimo, porque deriva de un antiguo modelo sacerdotal, muy usado en los santuarios de la desaparecida Atlántida. Los cordones que penden del turbante, fluctuando sobre los hombros, son viejas insignias de las actividades iniciáticas: El color carmín indica el «Rayo del Amor»; el amarillo, el «Rayo de la Voluntad»; el verde, el «Rayo de la Sabiduría», y el azul, el «Rayo de la Religiosidad». El último cordón blanco que pudimos percibir es el símbolo de la liberación reencarnatoria.

Algunos videntes han confundido a Ramatís con su fiel discípulo del pasado, que lo acompaña en el Espacio, también indochino, conocido por Fuh Planuh, que aparece con medio cuerpo desnudo, con turbante simple de color blanco y comúnmente con los brazos cruzados sobre el pecho. Es también un Espíritu joven en la figura humana, aunque conserva muy pequeña barba oscura que le da un aire muy reflexivo.

Hercilio Maes

Curitiba (Brasil), 13 de mayo de 1956.

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Publicado el agosto 25, 2011 en publicaciones y etiquetado en , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , . Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.

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